No existen argumentos que puedieran fundamentarse en la actualidad para justificar ante la historia la España, tan llena de riqueza en cuanto a civilizaciones y culturas de todas las épocas y edades como casi ningún país en el mundo, el nivel de educación que se ha alcanzando y que no tiene visos de recuperarse a corto o medio plazo sin que a una hipotética reestructuración del sistema docente no le acompañe una doctrina esencial tanto en el entorno familiar en concreto, como en el social en extensión entre otras cosas.
Y es que los motivos son múltiples y diversos. El primero de ellos manifiesta que la escolarización está bajando enteros en cuanto a número de alumnos y más tarde en relación al porcentaje de aprobados dentro de los respectivos cursos, ya sea en cotas primarias, secundarias y universitarias. Si analizamos a los estudiantes que alcanzan un mayor éxito escolar en cuanto a sexo, los números dan a las mujeres el protagonismo en su proyección a diferencia de los hombres sobre todo en titulaciones superiores. El incremento en este hecho a los largo de los años, se debe en gran medida a una liberación en cuanto al status en la sociedad ya sea en el ámbito estudiantil como laboral, en pos de la consecución del denominado 'techo de cristal' que impedía en gran medida reconocer (y en algunos sectores aún prevalece) los derechos de la mujer así como su igualdad inherente frente al hombr amén de las características en constancia y aplicación en la inteligencia del trabajo.
Los datos por supuesto avalan al pensamiento del sentido común que presenta a la situación de los padres del sujeto en cuestión cuando se hace referencia al nivel de estudios alcanzados. Unos progenitores con una educación universitaria o de grado superior poseen más iniciativa a la hora de desarrollar las capacidades cognitivas del niño desde edades muy tempranas que si los conocimientos de dichos padres alcanzaran sólo una formación primaria. Esto también tiene en cuenta la posesión de recursos literarios y culturales así como de herramientas para un mejor tratamiento de la información y del tiempo invertido en encontrarla o ejecutarla, que en suma sirvan de motor de apoyo extra durante la enseñanza que impartan oportunamente en el colegio, instituto o facultad.
Circunstancias éstas que motivan o influyen de manera importante en el abandono escolar prematuro que aumenta progresivamente superando la media europea. Unas cifras que hacen temer lo peor y más aún si además se ponen de manifiesto problemas sociales de inmigración para los alumnos de padres extranjeros debido a la falta de ayudas por parte del Estado suficientes y en plenas condiciones para estas familias que puedan paliar el hándicap del idioma y/o la adaptación en una nueva comunidad tras llegar de un entorno previo desfavorecido o marginal para que se asegure una disposición equitativa y mismas posibilidades con el resto de compañeros. Es también frecuente que las preocupaciones provengan a raíz de dificultades que los parientes puedan estar atravesando en términos conyugales de divorcios, separaciones u otro tipo de ropturas y en el apartado de posibles malos tratos o explotación profesional en negocios particulares frecuentemente por necesidades económicas que obliguen al niño al trabajo duro de manera que todo ello afecte al rendimiento del pupilo debido a una desconcentración mental por causas como las mencionadas.
Por último, otra de las claves que sin duda forman parte significativa y sustancial al igual que las citadas anteriormente pertenece a la que se enlaza con la responsabilidad docente. Son los profesores los que deben potenciar las aptitudes del alumnado tanto individual y colectivamente, educar en fases de aprendizaje primario y secundario y hacer madurar tanto en actitud hacia el esfuerzo como en valores, desde el enfoque académico, pasando por respeto al compañero hasta el fortalecimiento de su propio autoestima y confianza en sus posibilidades presentes y de cara al futuro. Por ello no se le deben hacer memorizar largos textos llenos de fechas históricas o fórmulas matemáticas, sino enseñarles a construir esquemas e ideas sintetizadas para una mejor comprensión en la lectura y en su posterior razonamiento. Es la figura del discípulo la esencial por el cual debe rotar el programa durante el curso y no ser la del maestro en su intento por hacer inculcar la materia con miras exclusivas y articuladas a un examen final aunque ello se exponga una falta explícita de buena aprehensión y correcto entendimiento en los distintos cerebros que a él le ocupa 'florecer'.
Una lanza en este sentido habría que romper en favor de la contratación de un mayor número de pedagogos o por el contrario de la reducción de la cantidad de estudiantes en las aulas. Efecto sintomático de poder equilibrar las fuerzas estaría en el concepto de poder establecer una enseñanza pública de garantías por parte del gobierno en financiación y de las instituciones educativas como inversión y estrategia de lucha social ante la privacidad de los centro escolares que evitarían un plus del gasto monetario y una homogenianización de los planes de estudio que evitaría el sesgamiento interno producido hoy en día entre lo privado y lo público.
La innovación y el desarrollo educativo parte pues de la conclusión que habla de una predisposición a la hora de insertar un modelo de inclusión social que ayude a compatibilizar los aspectos normativas de la enseñanza con las cualidades propias del individuo para una deseable constitución personal que pueda cimentar un porvenir más cohesionado pero sin perder el reflejo de una sociedad diversificada y con diferentes enfoques y puntos de vista que unidos, puedan idealizar un sociedad sin prejuicios de antemano ni utópicas expectativas, sino fomentadas en una realidad consistente desde el nacimiento hasta su desembocadura.
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